Nacido en Jerez de la Frontera (Cádiz), Antonio Chacón forma parte de ese reducido grupo de artistas cuyo talento y facultades no son discutidas por casi nadie. Incluso el pueblo llano, le otorgó el tratamiento de “DON” para distinguirlo de los demás.
Su principal biógrafo (el flamencólogo madrileño José Blas Vega) no ha conseguido aun aclarar de forma fehaciente su orígen familiar aunque todo apunta a que fue adoptado por ser hijo de padres desconocidos.
Su primera tarea fue la de ayudar a su padre, que era zapatero de profesión, oficio al que no le tenía ninguna estima por lo que, cada vez que podía, corría de niño en busca de fiestas privadas y tabernas desde las que observaba los cantes y las tertulias de Silverio, Curro Dulce o el Loco Mateo.
En una entrevista con el famoso periodista Galerín, en 1922, confiesa que no recuerda cuando comenzó a cantar pero que a los quince años salió por primera vez de Jerez para cantar con el tocaor Javier Molina y que llegó a Sevilla pero se volvió a Jerez porque “le asustaba, tan grande…”.Esto fue allá por 1881.
Esta gira por los pueblos de la comarca, donde dormían y comían como podían, le sirvió a Chacón para madurar como artista y conoció a numerosos cantaores de los que fue aprendiendo los diferentes tercios.
El chaval comenzó a ser conocido por sus facultades y Silverio Franconeti le contrató para su café sevillano de la calle Rosario. Fue entonces cuando comenzó a ser famoso. El genial cantaor, que había bebido, entre otras, de las fuentes de Juan Breva, Silverio o Enrique “el Mellizo” tenía una habilidad innata para contactar con todos los tipos de públicos sin adulterar su cante por lo que su fama fue creciendo de manera fulminante sin distinciones entre gustos o clases sociales, llegando a cobrar hasta 20 pesetas de sueldo de la época.
Fue famosa su rivalidad con Francisco Lema “Fosforito”, que actuaba en el café del Burrero y las empresas tuvieron que llegar a un acuerdo para evitar la coincidencia de horarios.
Años después, la rivalidad fue con Manuel Torre, abanderado del cante gitano, por el que Chacón tenía gran admiración.
Más tarde fue contratado por el Café de Chinitas, en Málaga, donde conoció a Juan Breva y de allí a Madrid, donde se convirtió en el rey absoluto del cante Flamenco. Cuentan las crónicas que había innumerables coches de caballos en las puertas de los teatros a los que acudía mientras intelectuales, artistas, escritores y aristócratas disfrutaban de su cante.
Durante los años de su apogeo fue un asiduo a fiestas privadas en los “cuartos” de las tabernas y un
“juerguista” confeso, que se pasaba días y noches sin dormir si la cosa se ponía “bonita”.
En definitiva, para muchos Chacón ha sido el más grande cantaor de todos los tiempos y, aunque disfrutó de fama y dinero, acabó su vida sufriendo la incomprensión de la gente, pues su cante había “pasado de moda” en pro del por entonces llamado operismo.
Murió el día 21 de enero de 1929 en Madrid.
SUS CUALIDADES
Don Antonio Chacón tenía una innata musicalidad, un oído inmejorable y un falsete único. Tuvo especial ingenio en la interpretación de los cantes de levante, a los que engrandeció, pero donde marcó las diferencias de manera innegable fue en las malagueñas que las ejecutó como nadie. También destacó en la granaina y media granaina, cantes que engrandeció, y popularizó los caracoles.
En seguiriyas y bulerías(cantes gitanos) nunca llegó a sentirse cómodo pero si brilló con los tientos, nombre que hay quien dice que llegó a acuñar.
FUENTES: REVISTAFLAMENCA.COM