El Villar

Es el único núcleo de población donde sus casas se hayan diseminadas conservando la distribución originaria de las Nuevas Poblaciones, en donde muchas de las viviendas se construían en las suertes de labor para que los colonos pudieran cultivarlas de sol a sol, sin perder tiempo de desplazarse de la vivienda al lugar de trabajo.
Los factores de localización que han incidido en la actual distribución de los asentamientos diseminados como El Villar son tres básicamente: la existencia de agua subterránea o superficial, la red de caminos rurales y vías pecuarias, y la morfología y situación del parcelario.
Antiguamente conocido como Villar de Marcos ahora El Villar o Villar.
El Villar, históricamente, siempre tuvo condición de frontera por su lejanía de los pueblos cabeza de municipio: Fuente Palmera y Écija. Hoy esa distancia está salvada gracias a las comunicaciones actuales. Su condición de borde entre municipios, representó, en el siglo XVIII, también, dos maneras de pensar: una anclada en la tradición y los privilegios de las poblaciones españoles de la época y otra abierta a las nuevas ideas de la Ilustración.
Formada por los antiguos terrenos ecijanos denominados Regaña, Villar de Marcos y vereda Realenga (vereda Realenga de Chaparral o Alberquilla), se la conoció antiguamente como Villar de Marcos.
Su topónimo, El Villar, tiene hondas reminiscencias históricas. Después de la conquista de Fernando III el Santo de la ciudad de Écija en 1240 y después de que sus ventajosas capitulaciones para la población musulmana, dejaran de estar en vigor entre 1262 y 1263, estas tierras se despoblaron de sus ricas alquerías musulmanas que fueron, antes, villas romanas, productoras de aceite exportado desde Astigi a Roma. Su nombre, El Villar, hace referencia a este hecho histórico: un lugar con vestigios de poblamiento y que estuvo densamente habitado. Los restos arqueológicos de la zona, aún a falta de un riguroso estudio, así nos lo indican.
Personajes ilustres: Margarita Guerrero.